De entonces el invierno.
Cúbreme de nuevo y niégame entregado a ser la sombra,
la luz cegadora de tus preguntas,
el fulgor caliente de tu boca.
Hay un redil oculto para esa voz que escuchas,
todavía es invierno en este lado del mundo
y en tu cuerpo la noche es tibia ánfora donde esconderme.
Sumerjo mis manos en la nieve,
todo el dolor es un ansia esperanzada,
hay rosas de hielo entre los cristales de la luna
y un viento rojo se dispersa en tu ventana.
Ahora nadie sabe que el amanecer te trae tan cerca de mis dedos,
sientes entre las mantas el amarillo resplandor de la soledad
cuando de nuevo al abrir los ojos
el alba te responde con un lamento interminable.
1 comentario:
... hay rsas de hielo entre los cristales de la luna...
está lleno de imágenes que llegan del frío con el color cálido de la ternura.
Más opuestos.
Un beso.
laura
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