Soy un extranjero en mitad de la tierra.
Habítame con tus palabras extrañas
y hazme arder en el fuego de tu boca.
Es el invierno la corona exhausta,
el éxodo de la lumbre, su ceniza,
el verbo donde se ilumina
el salitre blanco de la escarcha,
el lugar sin pájaros ni auroras,
la enredadera que se nutre de mí.
No tengo más equipaje que estas manos,
surcadas de preguntas, de debitos,
y que todavía te desconocen.
Habítame con tus palabras extrañas
y hazme arder en el fuego de tu boca.
Es el invierno la corona exhausta,
el éxodo de la lumbre, su ceniza,
el verbo donde se ilumina
el salitre blanco de la escarcha,
el lugar sin pájaros ni auroras,
la enredadera que se nutre de mí.
No tengo más equipaje que estas manos,
surcadas de preguntas, de debitos,
y que todavía te desconocen.
6 comentarios:
Me gusta ser, en el fondo, de ninguna parte y de todos los lugares.
Curioso equipaje.
Besos.
Extranjeros y nómadas, que es peor.
Y, sin embargo,en pleno uso de nuestras propias manos.
Abrazos.
"Es el invierno...el éxodo de la lumbra" Preciosas las imágenes de este poema, Fratello. Ayer fue una gozosa y mágica noche de poesía...Lástima que estos amigos del alma estén tan lejos. Un abrazo para todos.
Todos nos sentimos extranjeros en medio de la nada. Por eso luchamos denodadamente por encontrar un alma que nos comparta y nos haga ser un poco menos extranjeros en medio de la tierra.
Hermoso poema.
yo me siento una real extranjera en todas partes.....supongo que no entiendo bien al mundo.
Manos solitarias que esperan el calor del amor. Abrazos.
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