Aún hay dichas, terribles dichas a conquistar bajo la luz terrestre.
Luis Cernuda
Luis Cernuda
Hay del bosque una bruma con el aroma de la sangre
que difumina el nuevo amanecer,
la sensación primitiva de la aurora,
la luz como desafío de la ausencia.
Terca vino a nosotros,
deshizo la noche en multitud de voces,
mientras que entre los dos
un fuego desarmaba las preguntas
y la cadencia de los cuerpos
como música de guitarra
traía del mar las rápidas olas,
el vigor del vuelo del ansia,
la ubérrima ilusión de lo efímero,
lo que todavía sin saberlo
es el ciego poder del deseo.
5 comentarios:
… y el ciego poder del deseo
sigue habitando aún el óbito del amor,
como mar embravecido
sin olas que le sujeten
desencadena la tormenta
ante la cercanía,
ante la proximidad de otro cuerpo
vendrá de nuevo la luz
vendrá de nuevo el día
… pero ahora nada de ello existe
y el deseo pierde su ceguera
cuando recorre un cuerpo
vestido de ausencia
dejad que esa cruel libertad viva
en la oscuridad del deseo,
la dicha sólo permanecerá
lo que dura un instante nocturno
besos
Multiplicidad de la bruma.
Quizás por ser tan difusa.
Abrazos.
Me ha encantado ese principio de poema y cómo la bruma nos dirige los pasos en cada verso.
Besos, poeta.
"Terca vino a nosotros,
deshizo la noche en multitud de voces"
Y que siga llegando, que sintamos al menos su olor a sangre y deseo, su presencia complicándolo todo, pero también llenándolo de magia.
Un beso.
La bruma, la luz, el bosque...
"lo que todavía sin saberlo
es el ciego poder del deseo."
La imagen, maravillosa, terca igual que el poema.
Besos
Alba
Publicar un comentario