Traen los barcos especias lejanas, nada lleva mi nombre. No quiero perlas, ni joyas, ni canela en rama. Espero una barca que jamás aparecerá en este muelle. Me doy la vuelta despacio, mirando de reojo a pesar de la tormenta, del viento huracanado y de las olas.
Y de repente, a deshora, como una alucinación, una pequeña luz aparece doblando el espigón, saludan con la mano desde la proa, ¡¡espérame!! grita, no te vayas todavía... Y mi alma, sobrecogida, sorprendida... detiene la huída.
6 comentarios:
Sólo cuenta el instante...
Parte de ella quedara en ti...
Besines poeta
Traen los barcos especias lejanas, nada lleva mi nombre. No quiero perlas, ni joyas, ni canela en rama. Espero una barca que jamás aparecerá en este muelle.
Me doy la vuelta despacio, mirando de reojo a pesar de la tormenta, del viento huracanado y de las olas.
Y de repente, a deshora, como una alucinación, una pequeña luz aparece doblando el espigón, saludan con la mano desde la proa, ¡¡espérame!! grita, no te vayas todavía...
Y mi alma, sobrecogida, sorprendida... detiene la huída.
Mme Pompidou.
Exactamente eso, lo perdurable, no podrá irse contigo.
Siempre queda algo aún después de la marcha...
Los barcos traen lo perdurable, como perdurable son las huellas de estos versos.
Enhorabuena poeta.
Un saludo desde el Caribe.
Bye
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