Se oyó la voz, la palabra tuvo su dolor y su luz. En todas las veces que el silencio es una parte trascendente de un recital su textura, su color, la propia humedad que emana da el tono del propio recital…ayer hubo un silencio que fue el mayor espectador.
Mariano germina en su luz todos los senderos que oscurecen y alargan de preguntas la mirada. Alfredo se duele desde dentro y nos transporta con él cerca pero tan lejos que todavía algún espectador se rebusca en la conciencia de sus poemas.
Nadie tocó y fue el viento, la palabra llena de música y quizás lo que nos dejó respirar en una noche intensa en todos los sentidos.
Mariano germina en su luz todos los senderos que oscurecen y alargan de preguntas la mirada. Alfredo se duele desde dentro y nos transporta con él cerca pero tan lejos que todavía algún espectador se rebusca en la conciencia de sus poemas.
Nadie tocó y fue el viento, la palabra llena de música y quizás lo que nos dejó respirar en una noche intensa en todos los sentidos.
La crónica de Manuel Martínez Forega
1 comentario:
Se acabó el primer ciclo, ¿para cuándo más encuentros?, espero que los publiques aquí.
Un abrazo.
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