Sordera (I)
Cuando fue perdiendo el oído y no podía escuchar desde el patio las noticias de la radio le pedía a su esposa que le contara lo que pasaba. Ella, entonces, con una sonrisa, inventaba catástrofes y accidentes, golpes de estado remotos y aumentos, aún mayores, de los índices del costo de la vida. Otras, según su estado de ánimo, le transmitía con aire abatido, noticias sobre salvamentos heroicos, actos de generosidad y altruismo sin límite, como si estuviera hablando de lo sucedido hacía mucho tiempo.
Sordera (II)
Según dicen la sordera trae consigo el aburrimiento.
Para el primer aniversario de la compra de mi audífono, la compañía Siemens me ha obsequiado un juego de cartas de baraja y un tapete de franela verde, al parecer preocupados de que no me aburra.
Me anuncian que con ellas podré jugar con los amigos al mus, la brisca, el bridge, el Remigio, la perejila, el cinquillo o el poker. Con los pocos que van quedando, preciso.
En caso extremo, también se pueden jugar solitarios.
Cuando fue perdiendo el oído y no podía escuchar desde el patio las noticias de la radio le pedía a su esposa que le contara lo que pasaba. Ella, entonces, con una sonrisa, inventaba catástrofes y accidentes, golpes de estado remotos y aumentos, aún mayores, de los índices del costo de la vida. Otras, según su estado de ánimo, le transmitía con aire abatido, noticias sobre salvamentos heroicos, actos de generosidad y altruismo sin límite, como si estuviera hablando de lo sucedido hacía mucho tiempo.
Sordera (II)
Según dicen la sordera trae consigo el aburrimiento.
Para el primer aniversario de la compra de mi audífono, la compañía Siemens me ha obsequiado un juego de cartas de baraja y un tapete de franela verde, al parecer preocupados de que no me aburra.
Me anuncian que con ellas podré jugar con los amigos al mus, la brisca, el bridge, el Remigio, la perejila, el cinquillo o el poker. Con los pocos que van quedando, preciso.
En caso extremo, también se pueden jugar solitarios.
Fernando Aínsa
F
6 comentarios:
me gusta imaginar cómo ella inventa todas esas cosas para él.
un abrazo.
Probablemente hablaron más que antes.
Feliz partida...
La mitad de un mundo inventado...prefiero su mujer al audìfono pero condenarle a esa semisordera sería cruel... Besitos varios.
Total, a veces las noticias tampoco son tan creíbles.
No está mal la alternativa contra el aburrimiento, para jugar a las cartas no se necesita oír, en todo caso ver las señales del mus, y luego están los solitarios, ¿por qué no?.
Besitos, Fernandos, (ambos dos).
¡Qué bueno! Me enternece la viejecita contándole las noticias a su manera.
Un abrazo.
Hay que ver como se lo pasaba la mujer a costa de la sordera de su pobre marido. El juego de cartas, sin duda, haría estragos en la pareja. Muy finos los de Siemens. Estupendo. Me ha encantado tu relato F. Aínsa.
Besos
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