“ἔσσεται ἦμαρ ὅτ᾽ ἄν ποτ᾽ ὀλώληι Ἴλιος ἱρὴ
καὶ Πρίαμος καὶ λαὸς ἐϋμμελίω Πριάμοιο.”
Ὅμηρος, Ἰλιάδος Ζ (448-49)
“Día vendrá en que perezca la sagrada Ilión
y Príamo y el pueblo de Príamo el de la lanza de fresno”.
Homero, Ilíada, canto VI (448-49)
El rey Pacal reinó sobre Palenque en el siglo VII de nuestra era. Fue un gran monarca, así lo proclama al menos la magnificencia de su enterramiento. En el Templo-Pirámide de las Inscripciones se hallaron, además de numerosas ofrendas votivas, máscaras de arcilla y de jade (la piedra de la inmortalidad entre los mayas), que nos permiten conocer el aspecto que tuvo el teócrata. Pero la pieza más valiosa es sin duda el hermoso sarcófago. En su cubierta aparece reflejada la firme pretensión de Pacal de ser considerado la base sobre la que se asienta el árbol de la vida, el vínculo que une lo celeste y lo infernal. Asimismo rindió con él un respetuoso homenaje a sus ancestros.
Es indudable que mediante tan excelente obra, que iba acompañada de preciosos glifos que con su pétreo y regular parloteo nos informan de los hechos más importantes de aquel largo reinado, el rey y su corte se negaron a aceptar la más íntima y firme de todas nuestras certidumbres: que un día el cosmos, el mundo ordenado de los griegos, se irá enfriando y encogiendo como un animal herido y ni rastro quedará a la postre de su lenta agonía.
Rafael Lobarte
7 comentarios:
Vaya, Fernando, estás de inspiración clásica.
Me ha gustado.
Besitos
precisamente, más que en lo celeste en sí, la virtud está en el equilibrio entre lo celeste y lo infernal
Bien Fernando, ahora una lección de arte histórico, muy interesante, a pesar de la certidumbre.
También me gustaría visitar Méjico.
Me hice un glifo maya con mi fecha de nacimiento, es muy curioso.
Besitos.
Pues si Pacal levantase la cabeza y viera cómo vamos, no se yo...
Muy bueno el micro relato Fernando.
Besos
Igualico que Borges. Estás haciendo Historia, Fernando.
Besos.
Felicito públicamente a Rafael Lobarte, autor de este micro. Perdón por el erro.
Un abrazo, Fernando
Bien, Rafael, te digo lo mismo, una interesante lección de arte y de historia.
Un abrazo, Rafael.
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