Aquel hombre salía de paseo y siempre se encontraba con un escorpión. Tomaba el sol sobre una piedra, cada día en un lugar distinto. Al cabo de unas semanas, algo contrariado, el hombre hizo un ademán brusco de matarlo. El escorpión le dijo: “Avanza y no me pises. Yo también soy el camino”.
Antón Castro
Fotografía aquí
18 comentarios:
Qué sabio es este minirrelato. Me ha encantado. Tremendo Antón.
Muchos besos, Fernando.
Cierto.
Aunque este verano le dì un buen pisotòn, y me sentì muy bien por ello:)
Un abrazo
Yo no lo pisaria..
Besitos Fernando
Estupendo microrelato.
Y joer, Fer, qué gusto escuchar a Satie y no al Marcelo and company.
Bien, bien!
Suena que da gusto!!!
Besos madrileños,
M
PD: Toy en un ciber, sorry los mistakes.
Leo a Antón seguido aunque no comente en su blog, admiro sus reseñas literarias...
Siente este beso rulfiano, Fer.
La manía del hombre de matar todo.
Buen relato.
Saludos.
a veces no sabemos
cuan molestos
somos en el camino
nosotros mismos...
siempre encantada!
♥♥♥besos♥♥♥
Pensamos que debemos eliminar a los que no se asemejan a nosotros a los que no sienten nuestras mismas inquietudes ni comparten aficiones, casi llegan a molestarnosa, les vemos raros.
Todos somos diferentes y así deberíamos de aceptarnos.
Un beso
Pero que buen realto...finalizado con una gran frase....una gran frase.....a veces eso nos provoca pisar lo que nos puede agredir....más el camino es amplio podemos pasar por su lado e ignoralos....o quizás aprnder de llos??....me dejas pensando en algunas personas tan parecidas a un escorpion que se aprecen en este mi camino??..
Mariella
Excelente enseñanza, en un microcuento redondo.
Abrazos
Cómo se puede querer a un Alien y no estar loco.
Si yo fuera una rubia y tú una morena de doble mandíbula, ¿qué haríamos con nuestros aguijones?.
Por cierto, ¿hay escorpiones lesbianos?.
Me gustan los microrrelatos. Tambien el veneno es necesario en el camino, aprendemos a respetar los escorpiones y esquivarlos. No es mal aprendizaje de la realidad.
¡Vaya! ciertamente, aunque yo me la pase matándolos pero ellos no se abstienen de picar si tienen la oportunidad, así que estamos a mano. Con otro tipo de escorpiones es mejor portarse bien con ellos, así no sentirán la necesidad de usar su aguijón.
Gracias por publicar algo de Antón Castro, sigo con la maldición de no poder llegar al blog, un día lo intentaré en un café internet, espero acordarme, veremos que gana: mi curiosidad, mi despiste, o supongo mi conexión de internet.
Un abrazo
Alba
Muy bello el microrelato. Y muy cierto: el camino está lleno de aguijones con veneno. Besitos.
Debemos poner atención, el camino nos depara sorpresas...
Me ha encantado. Gracias por compartirlo. Un beso
Siempre nos antojamos de pensar que si el camino no es como lo imaginamos, entonces no es...
Me gusto esa frase final.
Besos.
Es muy cierto: los escorpiones también son el camino.
Pero es una arte saber decirlo como Antón Castro.
Así me lo llevo dentro.
Gracias y abrazos a los dos.
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