Enervado por mi mundo decidí una tarde despedir su turbulencia. El esplín, la frustración y la derrota detonaron en mi alma la explosión. Comencé por despojarme de mis falsos atributos y, purificado, quise hollar nuevos senderos. Con frecuencia tornábase abrupto el camino y se hacía difícil avanzar. Extraños individuos lo surcaban: misántropos y opiómanos, profetas, visionarios y suicidas. Y a todos llamaban disidentes. Marginados por la vida se identificaban como outsiders y formaban una logia para defender sus intereses. Lo grotesco, lo perverso, lo esotérico y salvaje era su consigna, aunque cada cofradía lucía un estandarte.
Caminé con ellos una parte del sendero, pero pronto mis pasos se tornaron otra vez vacilantes. Hasta que una tarde, agotado por su mundo, decidí auxiliar de nuevo a mi conciencia. Una vez más me desnudé y emprendí el exilio. Descubrí entonces otra senda inexplorada y en ella me adentré sin que ninguno me siguiera.
Pero todos me llamaron disidente.
Vicente Muñoz Alvarez
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9 comentarios:
A veces ocurren esas cosas.
Abrazo, también disidente.
Me ha encantado el minirrelato. Y es que, en el fondo, casi todos llevamos dentro un disidente, pero sólo unos pocos tienen el valor de llevar sus pasos por un camino diferente al trazado por los demás.
Muchos besos.
Y este post, compone mi día. Mil gracias.
Aún en los grupos que son minoritarios o que van en contra de lo establecido siempre hay reglas, así que lo más difícil es ser uno mismo, aparentemente embonamos en algún grupo pero hay que ser fuerte para mantener nuestras diferencias. Al final todos llaman disidente al que no se acopla. Muy buen relato.
Abrazos
Alba
Muy bueno. A veces no quisiera ser uno disidente pero está destinado a serlo.
Todo un orgullo.
Abrazos
pues muchas gracias, hermanos/as, me alegra que os guste El Disidente. forma parte de Marginales, junto a otros 49 cuentos breves, que saldrá a la calle en unos días, ilustrado por Mik Baro... un placer teneros cerca y pura vida para todos. v.
Genial...fantástico. Siempre hay una senda por la que disentir. Aunque nunca tuve claro si es uno mismo quien la elige o si son los demás quienes la dejan.
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