La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco

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jueves, 6 de marzo de 2008

Carreteras al mar






Hay carreteras que llevan al mar y a los océanos
en que la arena parece saber de los desiertos húmedos del invierno
y del silencio que vacía de humanidad los faros.
En un largo proceso de reflexión
te pones detrás de una semana cualquiera,
en la travesía de un jueves,
como si nunca vinieras hasta mi
y fuera yo el desvío permanente de la soledad.
Se humilla la mirada al no llegar al horizonte,
y hay trazos en el atardecer que rehúsan a ser lluvia,
nada más que unas gotas de desolación en mitad de la nada.
Mientras la sed de ti apenas cabalga en el aire
y al llegar la noche ya no eres la nube de frondoso azul
sino un mar, donde serpentean las balizas de la costa,
y desde mi humilde atalaya
dejo ráfagas de luz quebradas para ti,
como si todavía hubiera alguna posibilidad de tu llegada.




fotografía aquí

17 comentarios:

JUANAN URKIJO dijo...

Eres bien bueno, chaval. Me gusta lo que escribes; te leía... y salta a escena Hilario Camacho. Qué buen par de sensaciones me llevo.

Sigue, Fernando.
Un abrazo desde un lugar también frío.

Luzamarga dijo...

Es bellísimo, Fernando. Tuve la suerte de leerlo en el momento adecuado, además. Una delicia.

Es un gran honor para mí tener siempre tu palabra.

Muchos besos.

Doberka dijo...

Encantador, Fernando. Tu poema es un canto a la esperanza, sin duda alguna.
Muchos besos a los dos.

ybris dijo...

No todas las carreteras llevan a algún lugar.
Las que llevan al mar nos dejan el dulce sabor de la posibilidad de algunas llegadas.

Abrazos.

mirada dijo...

El mar, este mar que veo todos los días, aunque no hace parte de mis primeros paisajes, es mi paisaje actual. :-)
El mar que ocupa mis pupilas sin cansarlas, ayer salpicaba el acantilado estallando en espuma y nosotros, puntos móviles sobre la piel de hierba, éramos más ajenos que nunca a su inmensidad de fuerza y agua…

Este mar lo he visto hoy, tranquilo, indiferente, casi perezoso...

Me entra una dulzura tremenda al leerte, una sensación que da ganas de compartir, gracias Fernando.

Me considero una persona feliz, agradecida de la vida que me toca vivir, un ejemplo: este momento de leerte y de disfrutarte. Gracias de nuevo.

Por cierto, aquí andamos con la campaña sobre el faro, la Torre de Hércules (es una foto preciosísima). :-)
Un beso de buena mañana, felices días.

Anónimo dijo...

Una pesadilla la tiene cualquiera. Humilde, yo

Anónimo dijo...

Para solitarios, compren un perro...sin palabras

UMA dijo...

Nunca son en vano los intentos, mientras se tenga ganas y 'cojones' para seguir intentando.
Tus luces serpetean, "ella" sabe que puede llegar.
Precioso poema, pero llueve esta mañana y me deja un dejo de tristeza.
Besos, Fer

Anónimo dijo...

Por qué será que cuanto más abatido está uno, más da uno de sí.
Preciosas tus palabras. Besos

Anónimo dijo...

Fernando, tu poesía es como el mar: entra despacio en la playa para, después, romper en una estela de espuma que salpica y empapa todo lo que encuentra a su paso.

carlota dijo...

Hay versos insuperables en este poema: como es humillarse la mirada que no alcanza el horizonte, ser el desvío permanente en la soledad, ponerse detrás de una semana cualquiera, en la travesía de un jueves.
Nos emocionas, chico.
Un beso muy fuerte

Anónimo dijo...

Precioso el poema, Fernando, y la foto que lo acompaña también. Me ha traído añoranza del mar, tan lejano y a la vez tan cercano.

Un beso.

Maribel Sánchez dijo...

Hay carreteras que se vuelven simple polvo en el camino. Otras que sabemos a ciencia cierta donde tienen su final y otras tantas..... se prestan a ser recorridas ofreciendo el paisaje esperando por nuestro sentir.

Besos y buen fin de semana

albalpha dijo...

Bellísimo poema, lo guardo, a pesar de tener perros a los cuales adoro, hay momentos ...

Besos
Alba

ana dijo...

El sabor final es de amargura, espera y tristeza.
Somos a veces, faros eternamente encendidos, esperando una llegada. El mar está lleno de carreteras secundarias por las que navegamos. Travesías eternas de almas que a veces terminan varadas en cualquier playa solitaria.

Es un precioso poema Fernando,
realmente te visitó una vez más la inspiración.
Un abrazo,
ana.

Margot dijo...

Carreteras que no conducen a ningún lado o mares desolados que a veces no está de más pararse a contemplar. Eso sí, sin dejar de confiar nunca en las mareas...

Un beso, Fernando!

irene dijo...

Hoy es un día en el que me gustaría ser farera, sin otra compañia que mi soledad. A veces es necesario.
Un abrazo.

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