Fernando Sarría

domingo, 3 de febrero de 2008

Fotografía aquí

9 comentarios:

entrenomadas dijo...: Ay; 3 de febrero de 2008, 22:08
entrenomadas dijo...: Ay; 3 de febrero de 2008, 22:08
entrenomadas dijo...: Sonia, of course que compartiría contigo ese banco. De hecho, te recuerdo que tenemos pendientes unas copas en Zaragoza. A ver cuándo vienes, presentas el libro que a punto está de publicarse y quemamos la ciudad.

Bueno, el poema precioso. Pero eso no es una novedad viniendo de ti.
Este poema es como un viaje repleto de horas, trenes, emociones y vida.

Gracias, Sonia, y gracias, Fernando.

Besos,
Marta

PD: Please, Fer, borra los dos anteriores correos, los de ay, menudo lío llevo estos días con el ordenador. Se ha roto del todo.; 3 de febrero de 2008, 22:14
Anónimo dijo...: Me parece a mí que nuestra Marta está dispuesta siempre ha sentarse al lado de quien la necesite.
Merece esas hermosas palabras.; 4 de febrero de 2008, 7:24
SONIA FIDES dijo...: Gracias Fernando por atreverte con esta extensa primicia. Y eso está hecho Marta, con o sin "Electra..." te debo una visita, os debo una visita. Me temo que zaragoza se está convirtiendo en mi patria poética,ja,ja,ja

Un beso súper para los dos.; 4 de febrero de 2008, 8:31
Luisamiñana dijo...: Te estamos esperando, Sonia: coge el tren y vente, niña. Lo de Electra habrá que celebrarlo por todo lo alto. Por aquí estamos dispuestos a entrar en contradicción con tu arriesgado poema.; 4 de febrero de 2008, 10:52
Anónimo dijo...: teruel...; 4 de febrero de 2008, 14:36
albalpha dijo...: Sonia tienes la facultad de expresarme, yo también me sentaría en ese banco y sé que Marta estaría ahí. Marta es para ti, claro con ella llegarian los demás, así que también para vosotros, gracias.
Un beso
Alba; 4 de febrero de 2008, 19:55
ana dijo...: Ayuno voluntario, en una estación de trenes ,
alguien aprieta el botón rojo y el tren se pone en marcha. Vuelta y vuelta como un buen filete, se sirve y come rápido.
La vía estrecha consume carne roja,
roja como el rubor de mis mejillas cuando alguien me mira desde su ventana tras el vaho de un largo viaje. Suena y se va, desapareciendo entre los árboles inexistentes de los desnudos andenes.
Me resuelvo,
mi hijo aprieta el botón negro, mi tren para y me bajo,
es hora de preparar la cena,
su flexo aún ilumina como luna solitaria unas vías que paséan de noche un ejército de sueños y recuerdos inborrables.
Plegamos y envolvemos,
la máquina, los vagones,
las vías y sus curvas,
y desaparecemos en el túnel del tiempo.

Sonia, me encantó conocer tu poesía,
es sugerente y pinta un cuadro que
toco, huelo, oigo...
consigues eso,
un abrazo,
ana.; 4 de febrero de 2008, 23:25