Como dos amantes que saben quererse bien, nos alejamos:
Tú alrededor del espacio,
Jamás llegaste siquiera a rozarlo;
Yo apresada en el epicentro del tiempo,
Con las agujas clavadas haciendo de mí un reloj.
Quise aferrarme a tu espacio y a mi tiempo.
Tejimos miles de telarañas con miles y miles de colores.
Eran palabras nuestros hilos,
Mentiras eran así
Mi tiempo en tu espacio,
Mi espacio en tu tiempo.
Ocho manos tuve para mentir todas las palabras
Y morir.
Alrededor del tiempo o en el epicentro del espacio
Tejimos miles de telarañas con miles y miles de colores.
Fui profetizada viuda negra y así aconteció,
Se hizo la noche y no quedó más que un color
De todos aquellos miles y miles de hilos.
Eran palabras, mentiras eran,
Nada fue cierto,
Pero pasó el invierno
Y pasó sin frío.
Poema de
Ana Muñoz Fotografía
aquí
6 comentarios:
gracias, fernando!
me estoy planchando el vestido...
qué pena que esta tarde coincidan varios actos.
besos!
Precioso texto, Ana. A veces, un sólo hilo es capaz de transmitir el calor neesario para poder pasar un invierno calentito (o, no).
Muchos besos para ti, Ana y para Fernando.
Magnífico, magnífico... ¡sí, señor!
No llego a la orgía, Ana, no me da tiempo... Creo que me acercaré al bloggellón porque como dura rato y rato, ahí sí llego. Pero espero video o fotos y crónica... ¡la orgía saldrá estupenda, seguro! Un besote.
Eran palabras, mentiras eran,
Nada fue cierto,
Pero pasó el invierno
Y pasó sin frío.
Mejor así, hermoso poema.
besos
Alba
Serían mentiras.
Pero muy bellas.
Gracias pr el poema, Ana.
Qué delicia, una mujer de pelo corto e incertidumbres largas.
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