Sé que no es momento de recordar cosas poco agradables con respecto al día de reyes, pero claro cada uno hemos tenido nuestra propia infancia y la mía tiene gotas gruesas de difícil olvido. Perfectamente tengo en mi memoria, casi todos los regalos que con gozo vi por la mañana del día seis de enero cuando yo tenía tres años. Por circunstancias, tras la muerte de mi padre, mi familia fue una diáspora y yo vivía en la casa de mi abuela materna a la que yo trataba como si fuera mi madre…. Eran de fina hojalata y coloristas, unos autómatas y una moto que se le daba cuerda y que me gustaba mucho, había también un camión de butanero de plástico duro, pero para mi desgracia a los dos días desaparecieron los regalos con la misma arte de magia que habían venido, parece ser que los reyes me los guardaban para el año siguiente. Mí madre vivía en la ciudad, yo pensaba entonces que era mi tía, me trajo al año siguiente un hermoso caballo de cartón al que nada más verlo y para que no fuera otro regalo para unos días le rompí la cabeza, ese no me lo volverían a poner al otro año los malditos RRMM.
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10 comentarios:
Muy drástico pero práctico a la vez.
Mañana será mejor.
Besos.
Lo mejor que se puede hacer con un sueño de cartón, eso que tú hiciste. Aunque es mejor romperle las piernas.
¿Los sueños, tienen piernas?, ¡joder, ya lo creo! y bien rectas: unas piernas de cartón, las de Paulina Rubio, pero esas son de plástico duro. A mí me trajeron el año pasado una muñeca hinchable clonada de París Hilton que no hincha na'.
Nos parecemos, amigo Fernando. Yo también me crié en el cobijo de mi abuela materna, se llamaba, Luisa y lo que tengo de tierno y humano, se lo debo a ella. Benditas abuelas.
El niño del relato tuvo un regalo fantástico. El arte de deducir y utilizar sabiamente la inteligencia apareció también por arte de magia.
¡Benditos niños! !Ellos si que son reyes y magos!
Te deseo mucha felicidad y que los que montan en camello, te sigan enviando capacidad para deducir y utilizar sabiamente tu inteligencia.
Un beso.
Pués mi aventura con los reyes, sobre los tres o cuatro años, fué corta y cruel, sólo el cariño de mi madre alivió en gran parte mi temprana desilusión, así que no quejaros. A cambio disfruté y alargué todo lo que pude la de mis hijos. Muchos besos Fernando.
Al menos alguien se preocupaba de que tuvieses reyes...Algo que nos parece tan normal hoy día...y que ni siquiera todos los niños tienen.
Chico listo. La infancia, llena de contrastes...
besos
Alba
También existen estas historias aunque queramos creer lo contrario y pensemos que todos los niños tienen regalos.
gracias por vuestros comentarios...la verdad es que hay rrmm para todos los gustos...como la vida de cada uno de nosotros.
Agradezco tu relato....pero no maldeciré la ilusión de aquellos RRMM.
Olimpia.
suerte la tuya.
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