Cuando cruzó la calle sintió una extraña sensación. Aquella mujer se situaba muchas veces en aquel sitio vendiendo los iguales. Él sabía que era ciega pero desde el primer momento que la vio le atrajo fuertemente, la deseaba, la llegó a amar. Le encantaba su sonrisa, su fragancia, su voz llena de vida. Así que todos los días cruzaba la calle tembloroso y compraba un cupón con un susurro casi inteligible para cualquiera menos para ella que ya lo conocía por la voz. Aquel día era como otro cualquiera pero él se sentía sobresaltado, receloso de no sabía qué. Se acerco a ella y le susurro como siempre: “un cupón para hoy”…cuando se lo dio junto con una tarjeta, él se quedo helado pero sin decirle nada se fue…al mirar la tarjerta en casa, vio escrito un nombre: Rosa y un número de teléfono junto con una palabra “llámame”. A veces el amor no es tan ciego.
Fotografía aquí
¿DE QUÉ TE SIRVE?...
Hace 1 día
14 comentarios:
Preciosa historìa y muy cierta...
Tus cortos relatos te enganchan, querìendo descubir con curiosidad cùal serà el desenlace..
Besos Fernando.
Había una vez un hombre rico desposado con una joven sorda por completo.
Una mañana, mientras desayunaban, ella le dijo:
-Ayer visité el mercado y exhibían vestidos de seda de Damasco, velos de la India, collares de Persia y brazaletes de Yemén. Parece que las caravanas acaban de traer todo eso a nuestra ciudad. Y ahora mírame, yo en harapos, siendo la esposa de un hombre rico. Debo comprar alguno de esos hermosos objetos.
-Querida -contestó el esposo, aún ocupado con su café matinal- no existe razón alguna por la cual tú no vayas al mercado y compres todo lo que tu corazón desee.
-¡No! -protestó la esposa sorda-. Siempre dices no, no. ¿Es necesario que aparezca en harapos ante nuestros amigos, avergonzando así a tu fama y a mi gente?
-No he dicho que no -dijo el esposo-; puedes ir libremente a la plaza del mercado y comprar la vestimenta más hermosa y las joyas que hayan llegado a nuestra ciudad.
Pero otra vez la esposa equivocó la lectura de sus palabras y replicó:
-De todos los hombres ricos tú eres el más miserable. Me niegas toda belleza y hermosura mientras las otras mujeres de mi edad caminan por los jardines de la ciudad ataviadas con ricos vestidos. -Y comenzó a llorar. Y mientras sus lágrimas caían sobre su pecho gritó otra vez: -Tú siempre me dices no, no, cuando deseo un vestido o una joya.
Entonces el esposo, conmovido, se levantó, y sacando de su bolsa un puñado de oro, se lo entregó y con dulzura le dijo:
-Ve al mercado, querida mía, y compra todo lo que desees.
Desde ese día la joven y sorda esposa cada vez que deseaba algo aparecía ante su esposo con una perlada lágrima en los ojos, y él en silencio tomaba un puñado de oro y lo ponía sobre sus faldas.
Pero ocurrió que la joven se enamoró de un joven cuyo hábito era realizar largos viajes. Y cuando él partía ella se sentaba a llorar.
Cuando el esposo la hallaba llorando decía en su corazón: "Debe haber llegado una nueva caravana con prendas de seda y joyas raras".
Y sacaba otro puñado de oro y se lo entregaba.
La que era sorda de Jalil Gibrán
Desde el otro lado: vestiduras (del mismo autor)
Cierto día Belleza y Fealdad se encontraron a orillas del mar. Y se dijeron:
-Bañémonos en el mar.
Entonces se desvistieron y nadaron en las aguas. Instantes más tarde Fealdad regresó a la costa y se vistió con las ropas de Belleza, y luego partió.
Belleza también salió del mar, pero no halló sus vestiduras, y era demasiado tímida para quedarse desnuda, así que se vistió con las ropas de Fealdad. Y Belleza también siguió su camino.
Y hasta hoy día hombres y mujeres confunden una con la otra.
Sin embargo, algunos hay que contemplan el rostro de Belleza y saben que no lleva sus vestiduras. Y algunos otros que conocen el rostro de Fealdad, y sus ropas no lo ocultan a sus ojos.
Bellos minirelatos.
abrazos
Amar a una ciega es entregarse a hacerse Braille entre unos dedos.
Desde luego que nada tiene que ver con el amor ciego.
Abrazos
Me recuerda "Luces de la ciudad", de Chaplin, con la música (plagiada por el maestro, por cierto) de "La violetera". Ciertamente, el amor no es tan ciego.
Abrazos
Pues si, el amor es así y a mi me encanta, parece que lo pueda todo. Yo tengo familiares ciegos y es sorprendente la capacidad que tiene para la mayoría de las cosas, me admiran.Un abrazo, y bonita historia.
El amor puede serlo, a veces, desgraciadamente. Pero las personas ciegas no son sordas ni insensibles a otros sentidos como bien se entiende en este relato, Fernando. Ójala fueramos todos tan receptivos por lo menos cuando es recíproco el sentimiento. Por cierto, mi madre se llama Rosa y ha estado algunos años vendiendo iguales ¿no sabrás tu algo que yo no sepa? je,je,je.
Muchos besikos, Fernando.
Un relato muy bonito.
No hay que fiarse de los tópicos.
Besos.
Precioso cuento. También se puede estar ciego de amor, sordo de amor, loco de amor...
Lo importante es el sentimiento.
Abrazos.
Nada que ver con el amor ciego...ni la ceguera del amor....y mucho menos con la discapacidad del amor o la "minusvalía" de una mirada.
Eso será otro cuento para contar mañana.
Olimpia.
gracias a tod@s...la verdad que esto es un juego de palabras...ya que algunos identifican claramente con el amor como un ciego y yo creo que el amor es indefinible...se siente y punto...
B y A
f.
si.. se siente y punto...
¿sabías que Tachibana, o autor do fermoso cuadro viviu moitos anos en Muxía?
Bicos
Muy bueno!!! Te dejo la dirección de mi Blog Asi leés porque yo también publico cuentos, quieres?:
http://relefast.blogspot.com/
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nos vemos!
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