Para que ocultarlo,
siento la niebla pegada a mis zapatos,
es la huella que marco en mi camino,
el tiempo indeleble y poroso
por el que debo auscultar mi cuerpo.
Respirar cuesta, sí cuesta, es cierto
y encontrar una caricia en la tarde también cuesta, mucho.
No hay ni tan siquiera esa pequeña esperanza del encuentro casual,
ese divagar con lo fugaz y el juego del azar.
Hoy sólo puedo escuchar la dura caída del agua,
un plano finísimo del frío insertado como agujas en el rostro
y esa cadencia de mis pies conduciéndome a ningún sitio.
Fotografía de
J.A.Melendo
9 comentarios:
Ay, la niebla... a mí, aun desapacible, me parece muy hermosa, me gusta. Y con la perspectiva de las vacaciones a la vista, mucho más.
Hermoso poema.
Abrazos
La niebla es guardiana de mi ciudad. Y sí, me gusta la niebla. Me rodea fríamente, se mete en mis huesos, y se queda ahí, hasta que yo la dejo... y después se va, despeja el espacio que me rodeaba y vuelvo a mirar más allá.
Para que ocultar, es tan hermoso este poema, que ni la niebla más espesa logrará ocultarlo.
Besos, fer
Yo estoy con Alfredo; a pesar de lo desapacible, del frío, de esta humedad hiriente...me gusta la niebla. Claro que mejor desde casa, en un sofá, con la manta de cuadros, un buen libro....
Entrar en esta niebla es como un viaje a ninguna parte, si.
Abrazos calentitos.
Yo también siento la niebla muchas veces, pero nunca deja que nuble la esperanza de la casualidad. besos
La niebla puede introducirnos a un mundo mágico o a la desesperanza, tratemos de ir a la fantasía.
un abrazo
Vamos...
tal vez consigamos sonreìr.
Un gran abrazo, Fer.
Pd:tu espacio cada vez màs atrapante, la mùsica, un lujo.
Una y otra vez
anhelar esa caricia que ya no se espera
saber que el azar ya no nos es favorable
y a pesar de todo
seguir caminando
abriéndose paso
a ciegas
entre la niebla.
pd.- Me identifico mucho con tus poemas, Fernando. Leerte es, a menudo, verme reflejada.
Un beso
ETD...Fernando S.
¿Huellas de niebla, esfuerzo por respirar y ausencia de caricias o esperanzas?
¡Vaya!
Menos mal que los pies ya se mueven solos entre el agua y el frío hacia alguna parte siempre.
Aunque a veces lo dudemos.
Un abrazo
NO sé, en este poema la pérdida no es el encuentro...sino el vagar deambulando sin destino ni término.
menos mal que como dice Ybris, los pies aún andan...hacia algún lugar.
Nada...ni siquiera la niebla los detiene.
Olimpia.
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