Las últimas hojas se las llevó el agua,
las envolvió en un sudario húmedo
imitando a un río.
Perfecto e inagotable el símil del adiós
en este proscrito instante de lluvia.
En la soledad de mi mirada
quedan los últimos barcos
donde se van mis versos y mis sueños,
y yo, sentado en el postigo de la noche,
sólo escucho el viejo crujir del muelle abandonado.
Fotografía
aquí.
7 comentarios:
El océano está repleto de barcos abandonados con sueños en su interior Fernando. Quizá quedarse en el muelle sea la opción más cómoda.Besos.
No soy experta en poesía, soy más bien tosca, pero encuentro un ascenso en tus poemas, maduras en cada verso.
Muchos besos Fernandico, te quiero
Triste adiós..desolador.
Al menos suena Silvio.
Besos
es que partir, es morir un poco
Besos
todo lo que se va deja tristeza...pero a veces también lo que se queda...besos
Comparable e imperfecto adiós. La marcha de las hojas y un sonido ancestral quizá emulen la despedida, pero no pueden ser reicidentes...´por que cada adiós nos deja más abandono, más pobreza...hasta aquel en que no habrá paisaje donde recrearnos.
OLimpia.
existe la posibiliad de que sí...la capacidad del ser humano para renacer está sin acabar de analizar...
f
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