Triste, como los cortos atardeceres
de los muelles del invierno,
así me veo en el desahucio de la mañana,
triste y desolado por este deseo sin aromas.
Cada rincón de mi piel resuena en la llamada,
estás lejos de mis manos y mis labios,
tan lejos de un latido o de una caricia que no llega,
me dejas como esos barcos que demoran los días y las noches
en medio de las aguas sin puerto ni destino.
Ahora revierto mi propia pregunta,
y me contesto: nada será distinto,
pero todo lo inútil que nos encierra
nos ha ganado la partida,
en este juego de ajedrez baldío
en el que siempre perdemos el rey o la reina.
Fotografía aquí.
6 comentarios:
No sé, Fernando, pero creo que estos versos, no sé, reflejan a la perfección el sentimiento de más de un alma perdida en el laberinto de los amores imposibles. O será la lluvia melancólica que nos acompaña hoy?? No sé.
Muchos besos, Fernando.
Te acompaño en estos versos tan tristes, en esta partida en a que el amor siempre está en jaque.
Un abrazo y felices fiestas
Me hace gracia la gente que inventa un juego y reniega de su criatura, como cierto ginebrino.
Besos
Veo con alegria que no cambias lo que escribes. Besos.
Hola Fernando, me paso por tu blog para decirte que he cambiado de balcón y mi nueva dirección es esta:
http://1balcon.blogspot.com/
Nos dejas un poema de paisaje desolado, melancólico y lleno de reflexiones.
Un abrazo!!
Y aún así "mereció la pena"...el inutil encierro donde ambos pierden cualquier encuentro.
Quizá la estrategia radique en ser peones y no reyes de un tablero.
Olimpia.
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