Ahora soy un naufrago en el pub, ellas me han dejado mientras recogen las mesas en una esquina. Las miro con esa mirada oscura que me reserva la vida y la noche. Las deseo por ser ellas, ambas, devoradoras de mi boca y saber que se sacian siempre en las rendijas de mi piel con el deleite que sólo se reserva la lujuria.
Por separado conocen el placer de mis silencios, y yo el rencor de las noches en que se despiden de mi cuando amanece y me dejan varado tras saciar las últimas gotas de deseo que sus cuerpos anhelan...ahora tendré que deshacerme entre la avaricia de mi soledad y la glotonería de sus manos.
Foftografía aquí.
3 comentarios:
Que nunca nos falten camareras que hagan con su recuerdo más llevadero nuestros naufragios.
Abrazos.
POr separado?, me chocó esa frase, máxime cuando a dúo encierran el placer y codician el mismo anhelo.
Ante tanto expolio, sólo queda el deseo insatisfecho?
Olimpia.
en este cuento hasta ahora sólo las había conocido por separado...hasta entonces...
f.
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