El bosque privado
Quien no ame el amanecer del bosque
no sentirá la abierta herida,
esa que tú y yo hemos curado
en la urdimbre de la piel.
Vencí el dolor,
y mis manos sujetaron tu cuerpo
en el vaivén del deseo
el día en que el alba renació en ti.
Subo frondoso por la escalinata de tu cuerpo,
en ella se atesora el bosque de susurros
y los pájaros del deseo me reciben
con su aleteo de alegre frenesí.
Queda mucho para respirar,
detrás de este silencio
nos cabe un denso aroma
y un sueño sereno y compartido.
Fotografías de Miguel Ángel Latorre
4 comentarios:
Haces justicia con tus versos a tan bellas fotos.
Ya sabes que coincido contigo en la complementariedad del paisaje con los cuerpos y con las compañías.
Abrazos
Me gusta el verde de los bosques y tus poemas, todo junto es armonía perfecta...
Quizá haga falta bosque privados que oculten la piel y hagan sosegado al deseo...quizá emborracharnos de otoño nos haga no sentir el frío.
Olimpia.
bosques donde encontrarse y perderse...el sendero es estrecho, la carne debíl, la luz lejana...
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