Deshago los nudos de la noche,
sílabas que arquean mi espalda en la oscuridad.
No hay versos que me guarden
cuando son laboriosas las razones para sobrevivir.
Solo escucho pasos,
lentos e impregnados de lluvia,
no dejo de buscar en mi pecho
el resquicio de un latido.
f.
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