He abierto un aullido interminable...
y llueve sal y se corren las cortinas del agua y la tormenta.
Es la noche del páramo,
se sienten las huellas de la serpiente,
derramarse el viento oscuro,
crujir el frío que cala en medio de un otoño sin márgenes
cuando en el horizonte solo hay un desierto rojo inundándolo todo
y yo ando en busca de la última vida.
f.
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