No sé si es porque el índice Nikkei me da igual que haya valorado o no el impulso de la primavera este final de mayo y eso por supuesto no repercute en la floración de la sakura, no sé si es porque el viernes me voy a recoger con mis manos de los árboles jugosas cerezas, antes de tener una amena sesión poética en Ricla, con personas que ya casi considero amigas, en la curiosa biblioteca que tienen en los bajos de la plaza de toros de ese pueblo tras una semana en Zaragoza de libros y promesas, tal vez es porque la semana que viene me voy fuera a reflexionar sobre las palabras y la verdad que se esconde debajo de la piel de cada una de ellas en la casa del poeta de Trasmoz, pueblo embrujado en los aledaños del Moncayo, o es, porque a veces, simplemente, mirar más allá no deja de ser una nueva manera de ver las cosas...el caso es que hoy os dejo un poco de esta sensación que me ha hecho sonreír un poco con la brisa de la mañana...pasad buenos días.
CADAVRE... II
Hace 6 horas