Descalcé la noche.
Subí por los peldaños de tu anatomía
para mirarte de frente,
como solo sabe mirar un ciego: Dentro.
Giré desnudo ante ti.
Abrí despacio tu silencio con aromas de sándalo.
Mi boca se pronunció en tu piel fragante y estremecida.
No éramos nosotros sino nuestros cuerpos enlazados
los que se deshacían al paso de las horas.
Erguida y sin ambages,
botón a botón, desnudaste tu deseo con el mío.
Fuiste un ramo de rosas esparcido en mis brazos.
Todavía tengo restos de ti entregados al recuerdo.
Subí por los peldaños de tu anatomía
para mirarte de frente,
como solo sabe mirar un ciego: Dentro.
Giré desnudo ante ti.
Abrí despacio tu silencio con aromas de sándalo.
Mi boca se pronunció en tu piel fragante y estremecida.
No éramos nosotros sino nuestros cuerpos enlazados
los que se deshacían al paso de las horas.
Erguida y sin ambages,
botón a botón, desnudaste tu deseo con el mío.
Fuiste un ramo de rosas esparcido en mis brazos.
Todavía tengo restos de ti entregados al recuerdo.
F
5 comentarios:
la noche mantendrá el aroma y la fragancia de las rosas en la subida más segura... peldaño a peldaño...
besos Fernando
De descripciones así están hechos los recuerdos del deseo.
Abrazos.
anoche...en tu calle hacen un capuchino muy rico.
Besicos
Isa
".../como solo sabe mirar un ciego: Dentro../"
He tenido que regresar (luego de un dia..) para poder comentarte. Tu escrito despierta cada sentido...
Que recuerdo Fer... bellisimo!
Esplendido me parecio bello
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