Lo previo a los finales suele ser el silencio,
la calma entre los dedos,
el dolor del costado,
la ciénaga y la maleza.
No vale tiznarse del color grisáceo del olvido,
ni cerrar todas las compuertas...
las últimas palabras
vendrán como una absolución
cuando en realidad es una condena:
"Hemos terminado"
f.
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