Intentar la siembra:
dejar en la tierra las semillas de las lágrimas...
la luz expuesta a la morfología del invierno.
Nunca mi voz tiene el eco que derrama el trueno,
simiente de todas las estelas que se deshacen en el cielo,
yo busco el logaritmo en todas las nubes,
hago un esfuerzo más por sucumbir al quehacer de los ángeles,
a la premura del alba, al caer en el ocaso,
tendido y desnudo ante la hilera de palabras,
que como pájaros,
son para mí imprescindibles para respirar.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario