No hablo del amor,
acaso mis palabras tengan siempre
estaciones escondidas de deseo,
sílabas que cubren los gestos
con sus alas de viento y su voz ronca, de aguardiente...
porque uno nunca deja de beber ni de saciarse.
Escribir en el agua,
ser pavesas, lumbre, llama,
caracolas donde suenan las mareas,
pájaros que siempre vuelven a llenar el aire con sus vuelos,
saber que detrás de cada sombra hay un incendio y tú,
que has sentido la voz, lo comprendes bien.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario