Detrás de mi solo camina un desfiladero de sombras.
Un eco de voces y nombres que desconozco
pero que traen esquirlas apuntando hacia dentro.
Hay una brisa húmeda que empapa
y que me recuerda al olor penetrante
que sale de un crematorio.
Viajo por estos oscuros raíles de la noche.
Escucho como tiran piedras contra botellas vacías
y siento las risas de las hienas,
la estulticia y la ebriedad de los nuevos borrachos
Nada me queda por hacer en esta noche
salvo guarecerme de la pertinaz lluvia de noviembre.
f.
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