Sembrad de viento las luces de la noche y después callad...
despacio, como un salmo vestido de sangre, cruza la sed.
Yo escucho lejanas las melodías,
un mar sin rostro golpeando la costa.
Yo tengo marcas de cantero en mi corazón,
soy como una piedra sillar
que mantiene en pie
una torre albarrana
en medio de un desierto altozano
y que se ha de incendiar sin remedio
para ser un ángaro nocturno.
f.
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