Acaso no tenga ya esperanza...
No cabe en mis manos más lluvia.
Vivo los verbos en un tiempo pluscuamperfecto,
llenos de sombras y hendijas de sentirlos.
Recaen sobre mis espaldas
todas las caricias perdidas,
el acoso tirano de la noche,
la quera amarga de la soledad, como a todos,
nada que no tenga la sencillez de respirar
mientras mis pasos se pierden en el agua
y zigzaguean por el borde de un abismo
que siempre ha de traer el olvido.
f.
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