Eres de arena y por eso forjas el tiempo con tus manos,
desgranas el reloj que marca las horas de la noche.
Me habré ido temprano,
cuando nadie se fija en las sombras
y solo son ecos de pasos en la oscuridad.
Tal vez he querido escuchar de nuevo tu corazón,
una isla que apenas me recuerda,
y puedo decirte que aunque nunca te he olvidado,
día a día has sido parte de mi olvido.
f.
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