He recorrido la noche con mis manos sucias.
Abandonado los vasos vacíos, el tabaco,
la hiriente medida de un cuerpo silencioso,
las sábanas ardiendo, el sudor del sexo.
Mi mirada se ha perdido
entre las rojas cornisas del amanecer.
Ha sido en ese instante,
cuando la soledad ha dado su golpe
como un zarpazo de oscuridad sobre mi corazón.
f.
No hay comentarios:
Publicar un comentario