Puedo desnudar las palabras como sin tapujos dos se quitan la ropa.
Dejar lo que pasa previo a lo que escribo,
el primer dolor que enciende un verso,
al que le sigue una larga maleza
donde las vértebras caminan a golpe de martillo.
Podemos decir: "todo pasó, fuiste ciertas partes del exilio,
ese lugar sin nombre donde mis besos sabían a tu boca"
y seguir escribiendo en medio de la noche,
la noche cercenada y oscura,
muerta por derribo y por insomnio,
cuando la pantera arremete en mi corazón
en su hora prevista de la carne...
Todo para escribir un solo renglón:
No hay mayor desgarro que la desolación.
f.
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