He erigido un mundo de silencio.
Altos muros, abierta maleza al desengaño de los perdidos pasos.
Todo sobre mí, un cielo imperturbable en su acoso de nubes;
los pájaros con su volar de eternidad;
el abismo de reconocerme en las palabras dadas;
la urdimbre del tiempo deshaciéndome en arena...
He dejado junto a la oscuridad mi mirada contemplativa,
y a lo lejos, en la distancia de los verbos
- andar, hablar, tocar, sentir...- sigue la vida.
f.
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