Pregunto al viento y nunca sé de dónde viene el fuego.
Arrastro las cosas pequeñas desde el fondo de mi corazón,
esa lumbre tiene siempre un recodo de muerte
y asciende hasta mis labios pronunciando un nombre.
Respiro y el aroma de una rosa me conmueve.
Trae la noche.
Casi todos los astros se silencian,
el mundo duerme en su batalla,
mientras ella puede ser
un cuerpo desnudo recogido en mis manos
o esos pétalos todavía tibios encima de la nieve.
f.
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