Diversos poemas

Un rebaño de bueyes trae la tarde y se va amontonando junto a mi corazón con su color rojizo, con su color cárdeno y el sonido impreciso de todo lo que he olvidado.
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Y de repente ese buscar detenido, como es el agua turbia de un estanque donde los peces siguen la mano y sus sombras, temerosos pero hambrientos, recordando otros festines viejos.

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No hurgo en la batalla, apenas tengo fuerzas, mi panoplia tiene cicatrices, cueros rotos en el fragor de una palabra que sabe de ti.

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Dos manos apenas sujetan el verbo, lo incandescente de la luz, un pájaro oscuro como tu corazón cuando sabe que es un pequeño amuleto de azabache.

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No existo más que en las huellas húmedas de la lluvia...sigo el protocolo, hoy he tendido mi ropa blanca al viento, desnudo soy lo imperfecto, lo que debe callar, lo que ha de desaparecer de otras miradas.

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Y ahora, por último, escuchar al viento, pasa y peina las hojas de las copas de los árboles...pasa y al cerrar los ojos parece que besa tu piel como lo haría un amante ciego.




f.