Sentado en silencio sobre el balcón del alba,
no escucho todavía el crepitar del fuego,
el viento trae hacia mí
la última umbría de la noche,
un golpe de mar,
cierto remo de urgencias y fuego,
la dolorosa sensación del abandono.
f.
La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco
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