Uno sabe de las desapariciones y de la ausencia.
Sabe de cada gramo de peso, la quera incesante,
lo que va dejando tu corazón, día a día, de recuerdos.
Hay siempre la certeza de que nunca se olvida, y debe ser así,
porque lo que vence realmente a la memoria
es darse poco a poco por vencido.
f.
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