Me redimo de este instante prendido al fuego de la lluvia,
cáliz de un veneno que tiene la oscuridad de la noche
pero deja en los labios el desorden,
una sed que todavía tiene sorbos anónimos.
f.
La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco
No hay comentarios:
Publicar un comentario