Arrecia el viento con su tintineo de derroche.
Yo te invento en cada habitación un lugar donde mirarme
este domingo que conserva los hilos de la luz y el frío del invierno.
El amanecer cobra sus derechos sobre el mundo,
la tierra se entrega y yo me esfuerzo al contemplar este misterio.
Respiro hondo. Vuelvo a alimentar el silencio.
f.
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