Ha girado el viento,
trae en la noche la humedad del mar:
Tu cuerpo y el mío
son presos anónimos del deseo,
hay una branza que sin saberlo nos ata
y nos libera el uno con el otro.
Pero llegará la tormenta,
sus caballos dejarán en nuestra piel
la ansiedad de tenernos,
ese morir en el naufragio
hasta que el silencio sea nuestro.
f.
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