Dejo que el mundo se habite de si mismo
y que sus palabras altisonantes
estén llenos de lugares comunes
y fiestas de guardar.
No hay tambores ni timbales
que enhebren a la desolación con la desolación.
Tenemos miedo de que nos llegue el final
y las palabras de angustia crecen en los pasillos
como en un abrevadero donde se beben todas las certezas.
Escucho hablar quedo sobre el más allá:
ahora las verdades las ocultan frente al miedo
usando todos los atavismos que el ser humano
ha creado para soportar su desaparición
f.
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