No rezo. Nunca he vuelto a rezar desde la infancia.
He perdido la incertidumbre del más allá
y de unos dioses creadores llenos de bondad y de paciencia.
Todo lo que nos rodea para vivir
necesita nuestra labor diaria en las pequeñas cosas,
lo que debemos hacer para no tener que mirar al cielo
y esperar que su peso vacío no se nos haga insoportable.
f.
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