La noche cubre con su lumbre la oscuridad.
No hay rastros del mimbre,
no hay rastros del acoso,
solo un deshacer de gajos,
la holgura del frío en el quehacer del silencio,
la costumbre de recogernos como estigmas,
el valor del símbolo del agua,
la urdimbre veladora, su trenza de luces,
el instante que tiene la humedad en las caracolas,
las calcinadas raíces de la araucaria,
el hacha delatora y su herrumbre de bronce,
el sueño, que con sus pies alados persigue el hielo.
f.
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