He cerrado los ojos un instante.
El viento azota con voz de mimbre. Hay acero entre las olas encrespadas
mientras el vértigo
trae su pendiente de lunas,
un deshacernos de arena y lumbre.
Hoy te quiero pedir solo silencio,
perdernos en el bosque,
fundirnos
derrumbados sobre la tierra,
y mirar detrás de la sombra,
contemplar sin descanso
arder el mar.
f.
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