A veces solo la palabra no sirve, ni siquiera sirven los gestos, los abrazos, las caricias... ni siquiera hundirse en el otro cuerpo sirve...
A veces es mejor dejarse llevar, ser lo que conmueve, la oquedad donde respira el otro, el silencio armado de presagios, un túmulo donde guarecer lo inanimado, las razones que el corazón exige al olvido, saber de verdad que todas las cosas giran en el aire como pequeñas pavesas del instante vivido y sin embargo no dejas de ser en el viento un nombre tendido en la noche como una sábana blanca donde todavía se puede escribir un poema.
f.
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