No me perdones,
hoy no me perdones.
No da vueltas la rueda del azar.
Solo mis manos
contienen las heridas,
el fulgor de la sombra,
la verdad revelada
como surcos
donde ya no caben las palabras.
A veces la nada es una metáfora del silencio.
A veces su vértigo es una bala
que rompe sin saberlo el corazón.
f.
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