Hay demasiada luz en el deshacerse del invierno.
Como todos los días me cuesta rehacerme,
cubrir los gestos
con el valor tibio de la permanencia.
Me preguntas por los pájaros,
yo te digo que en su silencio mueren las horas,
aunque quizás,
cada vez que tus labios me pronuncian,
sienta el vuelo de uno
con el color de tu boca en sus alas.
Es fría la pérdida, la ausencia,
su distancia de hiedra,
cada esquina
en que no sabemos encontrarnos,
este rebasarnos de preguntas,
como si la primavera
tuviera demasiado miedo
a subsistir entre nosotros.
f.
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