Escucho caer de nuevo la lluvia sobre las calles empedradas.
Subo lentamente las cuestas y miro dentro,
en la penumbra de cada puerta entornada.
Las voces tienen demasiada voluntad de volver,
se arriman a mi, tientan mi espalda,
y en la oscuridad de sus ojos
nos veo tal y como éramos.
f.
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