Desde tu cuerpo,
apenas resaltado entre las sábanas,
he podido rehacer lo impreciso,
nada razonable entre el humo y la ginebra
que delatara la pulcritud de mis actos diarios.
He jugado con los naipes marcados
sin intentar vencer,
solo buscaba sobrevivir con entereza
a estos días saciados de escepticismo.
f.
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