Demasiada nieve, demasiado azul…
¿Qué hacer con este tiempo mortal,
esta marea que asola las palabras?
No nos ha dejado más que heridas,
marcas con nombres de ciudades
y tatuajes de tinta oscura…
yo porto el infinito en mi cadera,
tú mi lengua cerca de la tuya.
No vengas más me dices,
mientras me muerdes la boca
clavando tus uñas en mi espalda…
allí, donde siempre has creído
que escondía mis alas.
f.
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